“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”
Juan 10:10
Quizás te encuentres atravesando circunstancias difíciles, sintiendo que te falta “esto” o “aquello”. No importa; el primer paso para vivir en la plenitud es empezar por apreciar lo que ya posees.
Comencemos por valorar realmente lo que tenemos
Comparémonos con los primeros seres humanos que habitaron la Tierra. Tienes calzado, ropa, y sí, acceso a la maravilla del internet. Imagina cómo los antiguos quedarían asombrados si pudieran, aunque fuera por un segundo, experimentar el poder de aprender lo que quieran, cuando quieran, y comunicarse instantáneamente con cualquier persona en el mundo.
Pero no hay que ir tan lejos, solo con que pudieran tener agua corriente y desagüe en sus casas, ya se sentirían “millonarios”. ¿Dispones de electricidad? ¿Una cocina que calienta tu comida? ¿Tienes la capacidad de alimentarte al menos una vez al día? Imagina que tuvieras que salir a cazar cada vez que tuvieras que comer. ¿y un dolor de muelas? Sin anestesia, sin médicos, sin herramientas…
Enfócate en lo bueno
“Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio.”
Filipenses 4:8
Enfocarte en todo lo bueno que tienes en tu vida desencadenará un sentimiento de gratitud que te llenará de una paz inigualable. Al llenar tu mente de pensamientos de gratitud y abundancia, no dejas “espacio” para todo lo negativo que te roba la tranquilidad.
Al cambiar tu percepción, cambia tu realidad
La mentalidad de enfocarte en lo bueno no solo te transforma internamente; modifica tu percepción del mundo, haciendo que descubras oportunidades que quizá siempre estuvieron ahí, pero que tu visión nublada por el pesimismo te impedía ver.
Cambiar el ‘chip’ y recalibrar tu enfoque hacia lo positivo transmuta tu realidad de maneras que no puedes ni imaginar.
Mantén esta actitud con el tiempo y te garantizo que presenciarás cambios fundamentales en tu vida, abriendo la puerta a una abundancia en todo sentido.
La fe en Cristo
El motor que permite sostener esta actitud, incluso en los momentos más oscuros, es la fe en Cristo. Él conoce cada desafío por el que estás pasando y cada dolor que te aqueja. Si abres tu corazón y pones tu confianza en Él, verás cómo las circunstancias comienzan a cambiar más rápidamente de lo que podrías anticipar.
Y, ¿cómo abrir tu corazón a Dios? Se logra a través de la gratitud y reconociendo la abundancia ya presente en tu vida.
Al demostrarle a Dios que confías en Su plan para ti, solidificas esa fe que se convierte en el cimiento de toda abundancia y prosperidad futura.
El Poder de La Gratitud
La gratitud no es solo una emoción; es una decisión consciente. Elige ser agradecido y verás cómo la abundancia se manifiesta en tu vida.
Recuerda, la abundancia que Cristo desea para nosotros es una vida completa, llena de amor, de propósito y sí, también de prosperidad material. No te conformes con menos de lo que estás destinado a ser. Alcanza esa plenitud, vive en esa abundancia y muestra al mundo la grandiosidad de la vida que Dios ha planeado para ti.